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Las leyendas japonesas más escalofriantes

La sociedad se encarga de crear nuestras ideologías, nuestras creencias, e inclusive se encarga de ser parte de nuestros gustos y demás factores de nuestra vida, que… aunque no queramos que esta tenga tanta influencia en nosotros, pues no podemos evitar ser arrastrados por la multitud.

Esto se expande y explota en mucho de lo que percibimos, como puede ser la forma en la que vemos aquello que resulta ser sobrenatural y completamente perturbador… incluso hasta para los escépticos.

Las leyendas y misticismos urbanos, llegan a ser cotidianos, pero hay algunos que pueden calarnos los huesos, como por ejemplo las leyendas japonesas…

Estas suelen ser un poco más perturbadoras, porque tienen una gran historia tras… pero la pregunta es ¿Queremos escucharlas?

¿Podrás lidiar con ellas?

Onibaba

Con el simple nombre, ya sabemos que esta leyenda jamás la olvidaremos.

Empecemos con algo muy sencillo, los hijos, un fruto preciado, la joya más valiosa para sus padres, esta leyenda japonesa, que termina siendo más aterradora que sentimental, nos traslada al amor que se le puede tener a un hijo.

Una familia bastante adinerada tuvo la bendición de tener una hermosa hija, la pequeña era tierna, indefensa y sumamente amorosa, una niña feliz, no obstante, había algo que nublaba por completo la vida de sus padres y era que su única hija, no podía hablar.

Pasaban los años y ni una simple palabra podía proferir la pequeña. Es por esto, que desesperados, empezaron a buscar de doctor en doctor, pero ninguno daba alguna solución para mejorar el estado de la menor.

Los padres, agotando sus últimos recursos, se fueron a encontrar con un adivino, la oscuridad que se sentía en ese lugar era palpable, este simplemente los miro con una sonrisa de oreja a oreja y les dijo que para que su hija pudiera hablar tenían que tener el riñón de un feto.

Sí, el riñón de un mínimo ser en el vientre de una mujer que lo amaba, evidentemente, esto implicaba que el feto estuviera ya en los 5 meses de gesta, o más.

Los padres, se sintieron totalmente devastados, hacer aquello implicaba no tener corazón, no parecía correcto, pero tampoco era correcto dejar a su hija sin habla por el resto de su vida, así que para quitarse la culpa que podrían tener, decidieron que le darían una gran cantidad de dinero a su sirvienta para que ella fuera la que se encargara de buscar a una mujer que estuviera dispuesta a dar a su feto y el riñón de este por dinero.

A cambio, le pagarían con oro. La pobre mujer no pudo negarse, aun sabiendo que era imposible que una madre permitiera aquello, sin embargo, antes de salir le dejo un amuleto a su hija, de la que le costo mucho despedirse.

La sirvienta, recorrió los países aledaños, buscando una mujer que tuviera los escrúpulos y el corazón duro para darle a su feto sin ningún pesar, pero ninguna madre accedió, pasaron años en los que esta mujer buscó y buscó.

Con desespero, al llegar a la edad senil, luego de años de búsqueda, la mujer con ansias de ver a su hija, atrajo a la primera embarazada que se encontró en la calle y hablándole con palabras bonitas, la invitó a su hogar, en el que, sin pensarlo si quiera dos veces, la mató y sacó de sus entrañas mientras su cuerpo aun estaba tibio el feto, y quitó el riñón.

Pero la realidad le cayó como un balde de agua a esta mujer, que, por la locura del dinero y las ansias de volver a su hija, no se dio cuenta de que a la mujer que estaba matando, era a su propia hija y que el feto al que le había sacado el riñón, era su nieto.

El dolor que esta mujer sufrió al saber que era su hija, la mujer a la que había matado y la sangre de su nieto la que estaba en sus manos, tintándolas de color escarlata, la mujer que antes de ser sirvienta era madre, enloqueció.

Vagó por las calles, como si su alma estuviera fuera de su cuerpo y como si ella, en si no valiera nada en absoluto, cuando llegó la hora de su muerte, esta mujer ya estaba maldita, ya estaba más que condenada, por lo que se convirtió en Onibaba, un monstruo que vive para matar y que le aparece a cualquier persona en las calles de Japón.

Kuchisake – onna

La belleza es un estereotipo, un canón y a la vez un factor que ciega a cualquiera que lo porta y al que sea capaz de heredarlo, Kucchisake – onna, lastimosamente no se salvó de esto, era una mujer hermosa, la más hermosa que podría existir en todo el Japón, ella sabía lo mucho que valía y por lo mismo, ignoraba a la mayoría de sus pretendientes, gracias a su vanidad desmesurada.

Sin embargo, no podía quedar soltera y decidió casarse con uno de los hombres más fuertes que la pretendía, un guerrero y luchador valeroso, que la hacia sentir más poderosa de lo que se sentía con su belleza.

Pero… no todo es un cuento de hadas, su esposo tuvo que irse del país, a la guerra y ella se quedó sola. Los primeros días, no notó la ausencia, pero con el transcurrir del tiempo, viendo que sus pretendientes seguían allí, insistiendo, empezó a pensar el porqué estar sola, si ella era lo suficientemente bella como para tener a más de un hombre.

De esta manera, Kuchisake – onna, empezó a salir con sus pretendientes más adinerados y poderosos, su vanidad había ganado la pelea y su soledad la impulsó a engañar a su esposo, el que se encontraba fuera de casa, luchando por el país.

Su esposo, que era un hombre bastante apuesto, después de años fuera, regresó a su localidad natal, en la que se rumoraba que había una hermosa mujer que dormía en su lecho con los hombres mas valientes y fuertes que la pretendieran.

Este, orgulloso de su hombría, luego de una celebración de bienvenida, va con uno de sus camaradas al lugar donde aquella mujer recibía a sus visitas.

En cuanto llegaron a la casa, la furia no cupo en este hombre, que veía a su esposa, no solo como una de las mas bellas, sino también como una mujer fiel, enfurecido y fuera de sí gracias al alcohol que había tomado momentos antes en la celebración, entra a su casa, con la mirada desorbitada y el corazón acelerado.

De un golpe abre la puerta de su habitación, encontrándose una imagen que lo enfureció aun más, su esposa con otro hombre en la cama. Sin pensarlo dos veces, tomó su sable y atravesó el cuerpo del hombre que muy feliz y campante se encontraba en su cama, con su esposa.

Y no bastándole con esto, más enojado con su esposa, la tomó desde atrás, la mujer temblorosa le suplicaba que no le hiciera nada, este no escuchándola, le cortó la boca en una zanja, de oreja o oreja, dejándola desfigurada.

La sangre en sus manos le hizo sentir placer y el verla, allí, desangrándose solo le produjo una inmensa felicidad, así es como al morir, la mujer mas hermosa de todo Japón se convirtió en un demonio, un ente, que obsesionado por la belleza acecha a los transeúntes y les pregunta…

“¿Crees que soy hermosa?”

Si te la encuentras, su cara estará cubierta por un tapabocas, y con solo su mirada te cautivará.

Si respondes que sí, se quitará la máscara y te mostrará su desfigurada boca, viéndote con malicia te preguntará de nuevo “Crees que soy hermosa”

Y si le dices que sí, pero solo por complacerla, date por muerto, ella te acompañará a tu casa de manera tranquila, pero cuando lleguen ambos a la puerta te apuñalará, hasta que mueras en sus brazos.

Solo por una obsesiva belleza que se le fue arrebatada.

El degollado

La calle del degollado